Chelsea vs Bayern de Múnich: un partido que le puso los
pelos de punta a los fanáticos de uno y otro bando. Todo parecía favorable a
los del Bayern: la fiesta en el Allianz Arena, el rival debilitado ante la
ausencia de algunas de sus más importantes figuras, varios tiros de esquina,
pero no supieron aprovecharlo, ya fuere por la mala puntería de los bávaros o
por las excelentes atajadas de Petr Cech.
80 minutos y nada. Los jugadores, desesperados, competían
entre ellos por tener el honor de colar el balón en una portería que parecía
imposible entrarle. A los 84, llegó el gol del Bayern, con un magistral
frentazo de Thomas Müeller; luego el del Chelsea: de cabeza la coló Drogba en
la portería a poco más de 60 segundos de los 90 minutos reglamentarios, y
mantuvo con vida a los suyos; no cabe duda de que el marfileño está entrenado para
estos momentos. Uno detrás de otro, casi en fila india. Tres minutos extra no
fueron suficientes para la definición.
Los anfitriones presionados por los aficionados que
vociferaban enardecidos en las gradas, los visitantes comprometidos con la
minoría que agitaba banderolas con la esperanza de atrapar por primera vez el
trofeo de la Liga de Campeones. 30 de prórroga al final, y tampoco. Robben
premiado con un penalti y no pudo; el arquero Cech, uno de los grandes del
partido, destrozó los nervios del holandés.
Llegaron los penaltis, y la moneda al aire dio la
primicia a los de casa. Perfecto el tiro de los rojos. No fue así el de los
azules. 1-0, anunciaba el marcador, solo 4 patadas que debían ser perfectas
para el Chelsea. Un error costoso del Bayern igualó los marcadores.
Último tiro. El turno para Schweinsteiger y Drogba frente
a los porteros, tenían que hacerlo perfecto, después no valdrían las
lamentaciones. Falla el alemán, en un momento imperdonable. El corazón de
Inglaterra en las piernas del elefante. Se prepara, coloca el balón en el punto
señalado en el terreno, respira hondo, con gran facilidad logra engañar al
guardián de la malla bayerniana y pega la redonda contra la red.
Contra todos los pronósticos esta vez vuelan en el
terreno las camisetas “blue”. Todo es locura sobre el césped sintético. Ahora
el mejor futbolista del mundo puede decir que perdió con los campeones.
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