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Este es un sitio para todos, donde una pichoncita construye su nido en el fascinante mundo del periodismo. Apenas comienzo a gatear y solo deseo motivarlos a todos a leer a nuestros periodistas y a quienes como yo, dan sus primeros pasos. También los invito a reflexionar, fantasear y enamorarse de nuestra profesión.

viernes, 18 de mayo de 2012

UN PRIVILEGIO DISFRUTADO POR MUY POCOS

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No existe comunicador más afortunado que el comentarista deportivo. Sentir la efervescencia de la afición estremecer los graderíos, escuchar la polémica en las peñas, disfrutar de los partidos de fútbol y béisbol en cada barrio, o narrar la victoria de un coterráneo en un certamen internacional es el mayor regocijo para quienes, a diario, llenan de vida las emisoras y espacios televisivos con sus debates espectaculares.
Pero tanto regocijo demanda mucha entrega y profesionalismo, largas horas de estudio y preparación. Porque nuestros narradores y comentaristas tienen sobre sus hombros el gran reto de informar a una sociedad que lleva consigo el don del conocimiento y de la insatisfacción cuando de deporte se trata.

Los especialistas en la temática deportiva no pueden ser personas descuidadas en el uso de los vocablos, ni en la dicción. Deben ser objetivos e imparciales en la medida de lo posible, sin dejar de ser humanos, dominar la técnicas y los géneros periodísticos, tener amplios conocimientos de las distintas disciplinas, de las reglas, las estadísticas, los atletas, en esencia, poseer una cultura deportiva que le permita cautivar al público que le aguarda del otro lado. Y he ahí el principal desafío del comentarista deportivo: seducir a las audiencias, enamorarlas del deporte, hacer de cada momento algo único e inolvidable, y ello solo se logra con profesionalismo y especialización.
Una labor profesional seria en este campo implica un dominio profundo y sistemático de sus interioridades, a lo que se suma la necesidad de conocer también fundamentos generales de la metodología del entrenamiento deportivo, o de la psicología o la medicina del deporte, entre otros temas, vitales para poder asumir con objetividad análisis o predicciones y conseguir que los mensajes lleguen con claridad al público.
Igualmente, los estudios sobre lenguaje y deporte no pueden ser ajenos para quienes profesionalmente se dediquen al tema. El deporte ha hecho verdaderos aportes al idioma español durante el siglo XX, por su gran capacidad para importar nuevas palabras que hacen referencia a nuevas realidades e ideas. Su terminología muy propia y la tendencia continua a la creación de metáforas, muchas de ellas valiosas, ha sido motivo de atención de importantes personalidades vinculadas al estudio de la lengua, quienes coinciden en que entregar la responsabilidad de la información deportiva a quienes no exhiban una alta formación cultural representaría convertir esta área temática en un ámbito empobrecedor del vocabulario y en un foco de uso irresponsable de la lengua”.[1]
Otro fundamento muy importante que deben tener en cuenta nuestros narradores y comentaristas está relacionado con la ética, pues no hay oficio en el que no sea imprescindible cultivarla para convertirnos en comunicadores con prestigio y reconocimiento social.
La especialización demanda aptitud y actitud, sacrificio y preparación, y todo ello solo es posible cuando se siente pasión por la narración deportiva. ¿Y cómo se manifiesta esa pasión? Tenemos que sentir dentro de cada uno de nosotros la adrenalina que desprende cada deporte y estremecernos con las victorias del equipo que somos aficionados y polemizar sobre ello. Se trata, básicamente, de aprovechar cada uno de esos momentos y disfrutarlos al máximo. Y ese es un privilegio del que muy pocos pueden disfrutar.



[1] González García, Carlos Alberto (2009). “Hacia una especialización de los comunicadores deportivos”. Ponencia presentada en el XIII Encuentro Latinoamericano de Facultades de Comunicación Social, La Habana.


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